22-02-2024
Artículo enviado por un colaborador
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Los CIE (Centro de Internamiento para Extranjeros) son cárceles creadas única y exclusivamente para retener a los extranjeros “sinpapeles”, cuyo único delito es venir a un país de la forma que pueden para encontrar una vida mejor. Formalmente, los CIE son lugares donde el Estado aglutina a los migrantes que llegan a España de manera irregular, para agilizar su expulsión -es decir, la devolución a sus países de origen- mientras se les brinda unos servicios mínimos de mantenimiento alimento y vivienda para satisfacer sus derechos humanos básicos. La realidad es bien distinta: los CIE son cárceles donde la Policía Nacional tortura y comete todo tipo de humillaciones y vejaciones contra la dignidad humana.
Las torturas en los CIE no es nada nuevo. En el CIE de Capuchinos (Málaga) se denunció que cinco policías habían cometido delitos de abuso sexual, consentimiento viciado y con acceso carnal. Además, uno de los policías violó penetrando en repetidas ocasiones a una de las internas. Los policías violaban a las internas a cambio de regalos como chocolate o tabaco, es decir, las prostituían forzosamente. Los policías no fueron condenados -y siguen libres, a día de hoy- porque las violadas fueron expulsadas del país y no pudo celebrarse el juicio.
El CIE de Aluche (Madrid) fue investigado por torturas después de que un interno “ fue agredido con un objeto contundente por un agente de policía no identificado ” mientras estaba en su dormitorio. La policía, sabiendo que la víctima podía testificar contra ella, expulsó al torturado antes de la visita al CIE de la jueza que investigaba el delito de tortura: “ Tampoco se pudo oír al interno dado que ese mismo día [el de la visita de la jueza a CIE] a primera hora de la mañana había sido expulsado, dificultándose así la investigación de los hechos ”. Además, este centro tuvo otra denuncia más de torturas . ¡Dos investigaciones paralelas de tortura en menos de dos semanas! La jueza, Inmaculada Iglesias Sánchez, investigó el centro porque el CIE “ incumple el deber legal de velar por el respeto de la integridad física y salud de las personas internas, sin que puedan en ningún caso ser sometidas a tratos denigrantes y vejatorios ”. En Galicia, una migrante rusa fue violada a punta de pistola. La Guardia Civil consideró que mentía para obtener los papeles y fue internada en este CIE.
En el CIE de Zapadores (València) cuatro policías dieron una paliza a un interno cuando solicitó asistencia médica por un fuerte dolor de muelas. El informe médico tras la paliza dice lo siguiente: “ múltiples excoriaciones superficiales longitudinales en tórax y miembro superior izquierdo” y “hematoma peritobitario izquierdo ”. Podemos leer como la policía lo torturó:
“ El interno asegura en su denuncia que tras la agresión los policías le agarraron fuertemente y le sacaron de la celda “con las manos inmovilizadas detrás de la espalda” para llevarle al piso inferior y encerrarle “durante una hora en una habitación”, periodo durante el cual Y.B. “sufrió fuertes dolores por los golpes que había recibido” y en el cual “se negaron a darle agua” y vio, a través de la ventana del cuarto, “cómo los policías se reían mientras me miraban”. La situación, expone en la denuncia, le provocó un fuerte estrés, ansiedad y frustración, por lo que alcanzó tal grado de desesperación que “me produje una serie de cortes en el cuerpo con un metal que pude extraer de la persiana (…) llegando a tener ganas de suicidarme por haber vivido una situación tan difícil sin que nadie prestara atención a mis quejas y dolores”. Al día siguiente lo llevaron a un centro médico y le recetaron distintos medicamentos que debía tomar cada 8 horas, pero hasta el día 25 no le dieron ninguno, afirma en la denuncia ”.
Es tan evidente y salvaje las torturas cometidas, y la Policía Nacional se siente con tal impunidad, que algunos de estos casos acaban saliendo a la luz. Las masas encuentran la forma de denunciarlo a pesar de estar en situación de aislamiento, tortura y acoso día tras día. Es innegable hasta por el propio Estado burgués, y las múltiples denuncias lo demuestran. Y solo es visible la punta del iceberg. Por eso la Policía Nacional se niega a regular un protocolo contra el abuso en los CIE , porque es consciente que de hacerlo, se haría público muchos más casos de torturas y violaciones de las que se conoce a día de hoy.
¿Cual es la respuesta del Estado cuando los migrantes internos denuncian las torturas? Expulsarlos del país y, si es posible, evitar toda investigación.
También hay casos de muertos en los CIE, muertes provocadas directa o indirectamente por la Policía Nacional debido a sus torturas u omisión de socorro. “ El 1 de diciembre de 2006 moría un inmigrante de 19 años identificado como B.S. natural de Gambia, que había llegado en cayuco el día anterior a la Isla de Hierro y fue trasladado de inmediato a Tenerife, según la Subdelegación había muerto de una úlcera estomacal, pero si fue así no fue atendido hasta el día siguiente de su llegada” (Cárceles Encubiertas, libro de Luis Pernía Ibañez y Gabriel Ruiz Enciso). Dos muertes más son denunciadas según el Salto Diario :
“ Seis meses más tarde la víctima sería Osamuyi Aikpitanyi, llegado en patera a las Islas Canarias en 2003 con 19 años. En 2006 las exigencias burocráticas le impidieron regularizarse a través del Arraigo Social. El 9 de junio de 2007, custodiado por dos efectivos de la policía nacional, fue subido en un vuelo de Iberia rumbo a Lagos, y ante su resistencia, lo amordazaron con una venda y taparon su boca con cinta adhesiva.
En el aire notaron signos de asfixia y el avión aterrizó de emergencia en el aeropuerto de Elche, Osamuyi había muerto por una “parada respiratoria secundaria y asfixia por sofocación”. Por increíble que resulte, un nuevo protocolo de actuaciones del Ministerio de Interior contemplaría que “en ningún caso la aplicación de las medidas coercitivas podrá comprometer las funciones vitales del repatriado”.
El juicio por su fallecimiento se celebró en 2012. Los peritos determinaron que la muerte se habría producido “con o sin mordaza”, aunque no pudieron determinar en qué medida esta obstruyó su respiración. Fiscalía rebajó la acusación de “delito” a “falta por imprudencia leve” y cada policía fue condenado a una multa de 600 euros.
La siguiente víctima se produjo el 31 de agosto de 2008 en el CIE de Zapadores (Valencia). Un hombre nigeriano de 47 años que según el Informe 2009 de la Coordinadora para la Prevención de la Tortura (CPDT), murió de forma “natural” cuando “se encontraba en la ducha ”
La denuncia más reciente es de este febrero de 2024, donde 50 internos del CIE de Madrid han denunciado en una carta al juzgado que son torturados por la Policía Nacional. La carta señala que “ h an agredido brutalmente a varios internos con porras, patadas en la cabeza, puñetazos, además de insultarnos y tratarnos como animales (…) Uno de los heridos ha salido de aquí inconsciente, además de estar sangrando mucho. Ha desaparecido, no tenemos ni idea de donde puede estar esta persona, ya que algunos internos se han puesto en contacto con su familia y su familia dice que no lo encuentra en ningún hospital (…) [estamos] dispuestos a declarar lo que han visto a un juez o a cualquier ONG que nos conceda una entrevista en persona ”.
Los CIE tienen más de 35 años de historia y nacieron con la Ley de Extranjería. Actualmente, estos centros es la columna vertebral de la política represiva del Estado burgués imperialista contra las masas migrantes sin papeles. Todo aquel migrante en situación irregular que no es interesante para el Estado -es decir, aquellos que no son salvajemente explotados en el campo, en la construcción, en la industria, en los cuidados domésticos o que no es una esclava sexual forzada a prostituirse- es enviado a estas cárceles.
Hay que barrer la colosal montaña de basura de estas prisiones racistas que muestran toda la crueldad del imperialismo.